lunes, 18 de abril de 2011

Cuando abro el cajoncito pensando en duendes

Ella me persigue, sombra fragante que penetra templada y revienta mis pulmones. Se apoya en mis labios y jugando con mi olfato y delirando a mis alveolos. Lacónica y fugaz, desaparece cuando doy cuenta de su presencia dejándome anheloso cavilando en la nostalgia.
Con ojos cerrados, intento adivinarla entre el soponcio del ambiente pero su dejo es tan tenue que no termino de invocar esa sensación agradable de zambullirme entre sus aromas ninfáticos y esquivos.
Y ahí me acuerdo del ayer, de la delicia del resabio en la noche lascivia de mi libido, cuando la savia tibia de tus labios aliviaba mi sed por tus efluvios, fundiendo mi ser y tu persona en un arrabio de novios, mientras la miel nos envidiaba rabiosa por no ser tan dulce como vos, que fluías en mi Estigia, preludiando mis idilios, donde hoy vivimos, imbuídos y avernales.
Es mi sentido de vivir: Tu aroma núbil, tu perfume de cariño y tu olor a enamorada que a todo dedica hermoso llanto. Ella lo tiene y siempre se me escapa para irse con tigo y pienso, cómo es que viene a jugar con migo: Si tú la mandas o yo la pido. Se hamaca en tu pelo, viaja con tus manos, se pasea por tu vientre y descansa en tus enaguas: Esa fragua frutal y flameante que forja la hermosura de mis fantasías más desquiciadas.
Tortuoso pensar esta noche sin tu cuerpo con mi ser amalgamado, sin que la saques y la sientes a mi lado, sin que devores mi corazón en un bocado, sin esa fragancia de reina sin su amado y sin que auscultes mi pecho consternado de temer que sol envenenado, La mate junto con la noche y nos pinte de dorado, vengando a la miel que tanto había llorado.

Cariño de alma, vos no entendes cuanta demencia hay acumulada. Cuando alunizo en tus ojos El me lastima. La huele en celo, y enloquece como mastín desesperado por carne, por asesinar a sangre fría. Imaginate cuando no eras mía, El la veía y hundía su cuchillo en mi corazón, derramando el manantial hemorrágico y candente en mi estomago para que yo lo saque de su encierro. Antes, cuando te veía con trazas de haber llorado me castigaba por no consolarte como merecías y se burlaba de mi timidez.
A la noche me cantaba.
"Cerca del río hay un sendero
Donde la tarde es caramelo
Cerca del rio yo me pierdo
Me encontraré 
Cuando me encuentre con tus besos"
♦♦♦
Así me contagiaba de su locura, de su sed, de su lujuria. Tengo miedo de despojarlo de sus últimos grilletes porque nadie contiene la fuerza de un felino agazapado. Hay veces que golpea a los demás y los amenaza para someterme con libertad.
Cuando sonreís me estruja la garganta y me corta el habla incitándome a liberarlo. Lo peor es cuando me abrazas y me susurras a media voz, porque Ella, asirenada, le canta y lo hechiza, azuzándolo a reventar mi pecho para buscarla y amarla para siempre.
Siempre pienso en vos y ahora sé que es culpa de El porque se sienta en mis oídos a repetir tu nombre, tan bonito. Ahora no me molesta querida, porque cuando esta con ella se merma y desvanece, con tus besos colmadores, sin necesidad de maltratarme. Más bien, se dedica a distraerme. Una mañana te vio con un trenzado muy hermoso que hacía juego con tu rostro tan bello, embetunado de felicidad, y se pasó la tarde tapizando mis pensamientos con vos.
Mujer, ¿entiendes cuanta demencia?

1 comentario:

  1. Me encanta Agus, muchísimo. Gracias por deleitarme con tus renglones. Y bueno lo que pienso ya te lo dije ;)

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